Aprendiendo a Orar

La Biblia no solo nos enseña que la oración es importante, sino que también nos muestra cómo orar. Según vemos las oraciones que nos muestran las Escrituras, aprendemos cómo orar.

Una cosa que me fascina de las oraciones de los salmos es cómo la vida se eleva en oración: las partes brillantes y obscuras de la vida, el gozo y el dolor, el amor y el odio. Un salmo precioso de confianza sigue a un salmo de lamento (por ejemplo el Salmo 23 después del 22). ¿Acaso no refleja esto la realidad de nuestro caminar con Dios? Los salmos-oración no son tan bonitos y limpios, expresan sentimientos tales como la ira (por ejemplo Salmo 137) o preguntas dolorosas (por ejemplo Salmo 13). Toda la vida tiene un lugar en estas conversaciones con Dios. Estas oraciones nos invitan a hablarle a Dios de todo, sin editar nuestros pensamientos o nuestros sentimientos.

Las oraciones de las Escrituras también nos invitan a orar con una perspectiva amplia. Con frecuencia, nuestras oraciones simplemente son un eco de nuestros pensamientos y oraciones que solemos tener dentro. Las oraciones bíblicas nos ayudan a orar a la luz de la realidad de Dios. La oración del Señor incluye los propósitos de Dios para el mundo entero (Mt. 6:9-13). Las oraciones de Pablo han retado mi tendencia a orar primordialmente para que Dios cambie las circunstancias difíciles y resuelva problemas. Las oraciones de Pablo van más allá cuando ora para que los creyentes crezcan en su conocimiento de Dios, dar fruto, y andar fielmente con Dios hasta que Cristo regrese. (Véase Ef. 1:15-23; 3:14-21; Fil. 1:3-11; Col. 1:3-14).

Déjenme cerrar con algunas sugerencias acerca de cómo las oraciones de las Escrituras pueden formar nuestra oración comunal:

  • Oren usando oraciones de la Biblia. Pueden articular las palabras de las Escrituras juntos. O pueden orar algunas frases de las Escrituras y permitir que dichas palabras les lleven a oraciones más profundas antes de continuar con la oración bíblica. De esta forma, nuestras oraciones alternarán entre palabras de las Escrituras y nuestras propias palabras en la oración.
  • Oren unos por otros usando las oraciones de Pablo. Personalicen las oraciones insertando el nombre de la persona por la que están orando.
  • Lean las oraciones de las Escrituras juntos. Tras un tiempo de reflexión silenciosa y de compartir permitan que esta oración moldee el tiempo de oración comunal.

De forma similar, pueden permitir que las oraciones de las Escrituras moldeen su vida de oración personal. Cuando nos adentremos en estas oraciones, estaremos aprendiendo cómo orar.

Sabine Kalthoff