Desde hace casi 10 años atrás, nuestro equipo de obreros decidió que es importante reunirnos cada semana para estudiar juntos las Escrituras. Quizás esto no sea nada especial en sí mismo, pero sí se hace más interesante al mencionar que somos de Chile, un largo país en que hay cerca de 4000 km de distancia desde un extremo al otro. Afortunadamente esa distancia puede acortarse gracias a Internet.
De este modo, desde entonces el equipo de obreros de GBU Chile nos hemos reunido cada lunes por la tarde, durante dos horas, para tener un tiempo de estudio bíblico, oración por nosotros y el movimiento y de planificación para nuestras actividades semanales. Los obreros de Santiago (la capital, en el centro del país) nos reunimos en la oficina nacional, mientras que los obreros de las otras ciudades se conectan a través de Internet. Esta reunión es para cada uno de nosotros una prioridad en la semana.
La reunión consiste básicamente de tres partes: La primera es el tiempo de estudio bíblico inductivo. Este tiempo es de 45 minutos aproximadamente, y hacemos estudios sucesivos de libros completos de la Biblia. A inicios de cada semestre, yo les envío a los obreros el calendario del semestre con las citas y los responsables de guiar el estudio en cada fecha. De este modo hemos avanzado bastante por la Biblia en los últimos 10 años. Recientemente estudiamos los Profetas Menores (¡nos tomó cerca de un año y medio!), Juan y las cartas de Juan, Génesis, Apocalipsis, Hechos, y actualmente estamos estudiando Lucas. La segunda parte contribuye a la intimidad del grupo de obreros. Es un tiempo de oración e intercesión mutua. Cada uno comparte sus bendiciones y luchas en ese momento y el resto ora por él. También aprovechamos para orar por situaciones específicas del movimiento. Por último, cada uno responde a la pregunta: ¿Qué estará haciendo esta semana? Y eso nos ayuda a organizar el trabajo y saber en qué estará el otro, ¡aunque esté a 1000 km de distancia!
Personalmente, creo que este encuentro semanal ha sido clave para el funcionamiento y crecimiento del movimiento estudiantil chileno de los últimos años. Por una parte, ayuda a que los obreros de ciudades lejanas se sientan parte de un cuerpo, lo cual les anima y exhorta. Pedro Valenzuela, asesor de Santiago, me comentó: “Es bueno, para experimentar que somos un equipo de trabajo, estemos en la ciudad que estemos”. Por otra parte, creo que nos ayuda a identificarnos con los estudiantes. Dado que la principal estrategia de nuestro movimiento son los estudios bíblicos en pequeños grupos. Este tiempo nos ayuda a modelar esto en los estudiantes que pastoreamos, pero también a conocer las dificultades que implica encontrar un espacio y apartarlo para estudiar la Biblia en el mundo actual. Por último, nos ayuda a entender que esta es la Obra del Señor. Que nosotros somos ‘canal y no fuente’ del agua de vida, y que la agenda de nuestras vidas la lleva el Señor.
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