Adentrarnos en la historia de Dios

Necesitamos las Escrituras completas para nuestro caminar con Dios. Unos versículos breves seleccionados pueden ser valiosos e importantes, pero estos pasajes sueltos no pueden sustituir el panorama general. De forma muy pertinente, Dietrich Bonhoeffer nos invita a adentrarnos en la historia de Dios y a encontrarnos con Él en la realidad de su relación con este mundo, que va mucho más allá de nuestras vidas como individuos.

El siguiente texto está sacado de un libro de Bonhoeffer: Vida en comunidad. Dietrich Bonhoeffer fue un teólogo alemán de mediados del siglo XX, que fundó un seminario teológico basado en una vida comunitaria y que participaba activamente en el movimiento de resistencia a los nazis.

Así, la lectura continua de la Biblia obliga a todos los que quieran entender, a aproximarse donde Dios ha actuado una vez por todas en favor de la salvación de los hombres, y dejarse encontrar allí por él. Es precisamente en la lectura durante el culto cuando los libros históricos de la Biblia adquieren para nosotros un aspecto absolutamente nuevo. Tomamos parte ahí en los acontecimientos llevados a cabo antaño por nuestra salvación; nos olvidamos de nosotros mismos y entramos con el pueblo en la tierra prometida, atravesando el mar Rojo, el desierto, el Jordán; con Israel caemos en la duda y en la incredulidad, y por medio del castigo y la penitencia recibimos de nuevo el socorro y la fidelidad de Dios; y todo esto no son ensueños, sino una realidad sagrada y divina. Somos arrancados de nuestra propia existencia e introducidos en el corazón de la historia que Dios escribe en la tierra. Ahí es donde Dios ha obrado en nosotros y ahí es donde sigue obrando: en nuestras miserias y pecados mediante su ira y su gracia. Lo importante no es que Dios sea espectador compasivo de nuestra existencia presente, sino que nosotros seamos oyentes atentos y activos de su actuación en la historia sagrada, en la historia de Cristo sobre la tierra […]
 
Se produce por tanto un cambio radical. Comprendemos que no es en nuestra vida donde tiene que revelarse la ayuda y la presencia de Dios, sino que se reveló definitivamente en favor nuestro en la vida de Jesucristo. Efectivamente, es más importante para nosotros saber lo que Dios realizó en Israel y en su Hijo Jesucristo que atormentarnos por descubrir lo que Dios quiere de nosotros hoy. La muerte de Jesucristo es más importante que mi propia muerte, y su resurrección de entre los muertos es el único fundamento de la esperanza de mi resurrección en el último día. Nuestra salvación está «fuera de nosotros» (extra nos), yo no la encuentro en los acontecimientos de mi propia vida sino únicamente en la historia de Jesucristo. Sólo aquel que se deja encontrar en Jesucristo, en su encarnación, en su cruz y en su resurrección, está en Dios, y Dios en él.

Dietrich Bonhoeffer, Vida en comunidad. Traducido por Francisco Tejeda. Salamanca : Ediciones Siguéme 2003, 46-47.