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El Gozo de Estudiar la Biblia con Buscadores

Creo que los estudios bíblicos para buscadores son la forma más eficaz de presentar a Jesús a un amigo. Dios no es un mensaje, ni una teoría, sino una persona. Y conocemos a esta persona a través de las historias del Evangelio.

El contexto italiano en el que vivo se caracteriza por la sospecha y el escepticismo. Me sorprende encontrar en este contexto a más buscadores de los que esperaba, sienten curiosidad por estudiar pasajes bíblicos en un lugar seguro junto a otros buscadores. Y cuando vienen, es increíble ver sus reacciones:

Mi primera impresión fue de sorpresa: Descubrí en la Biblia una figura maravillosa, tan humana cuando se enfadaba y tan indignada ante la falta de fe y la hipocresía, y tan divina cuando habla con una autoridad nunca vista… que, ¡incluso es capaz de perdonar a los que le persiguen!’” nos cuenta Gianluca, un estudiante de medicina.

En estos estudios, he sido testigo una y otra vez de cómo la gente se adentra tanto en la historia, que Jesús parece saltar de entre las páginas. Ven a Jesús y ven a Dios. Están tan sorprendidos por sus acciones y tan impactados por sus palabras que tienen hambre de más. Según pasan las semanas y descubrimos distintos aspectos de este fascinante nazareno, muchos no pueden responder si no es siguiéndole.

Cuando la primera persona del grupo decide hacerlo, es increíble. Los demás ven que la vida de alguien (“uno de los suyos”) que estaba sentado con ellos unas semanas atrás ha sido transformada, al igual que las personas que aparecen en los Evangelios que están leyendo. El nuevo creyente se vuelve el testigo más poderoso del grupo de estudio bíblico.

“Es real. No es un cuento de hadas. Algo me ha pasado y no puedo comprenderlo completamente, pero sé que es real”, relata Viviana, una estudiante de negocios. Es tan intrigante que a veces otros miembros del grupo quieren experimentar lo mismo. Tuve el gozo de ver a grupos casi enteros de buscadores convertirse en seguidores de Cristo.

El poder de Dios está obrando a través de la gente que le ha conocido gracias a su Palabra. La Palabra se hizo carne y está viviendo entre nosotros hoy. Espera que respondamos con fidelidad y valentía para invitar a nuestros amigos a encontrarse con el Dios viviente en las historias del Evangelio.

Sarah Breuel, obrera de GBU en Italia
sarahbreuel (at) gbu.it

Descubrir la Gran Historia

Siempre solemos leer los mismos libros de la Biblia: aquellos que son fácilmente accesibles y que nos encantan. ¿Esto puede causar que no lleguemos a descubrir algunos aspectos del carácter y de los propósitos de Dios? Dios nos dio 66 libros: no 13, ni 40.

“Word UP” es un proyecto que lleva a cabo TSCF, el movimiento de IFES de Nueva Zelanda. Anima a los estudiantes a descubrir la Biblia entera. Hablé con Li Lian Lim, obrera de TSCF, para descubrir más:

_Describe el proyecto de “Word Up”.
“Word Up” es un foro en Facebook para leer la Palabra individualmente y como grupo. La página de Facebook permite que los estudiantes puedan hacer preguntas y ayudar a otros con las suyas. También la utilizamos para poner recursos y el plan diario de lectura.

En 2011 “Word Up” comenzó con 99 días de lectura de los Salmos durante el verano. En 2012 animamos a los estudiantes a leer el Nuevo Testamento en 27 días. Un libro por día. Ahora estamos animando a los estudiantes a seguir un plan para leerse el Antiguo Testamento en 4 meses.

_¿Qué les motivó a organizar “Word Up”?
Al hablar con algunos líderes estudiantiles me di cuenta de que nunca se habían leído la Biblia entera. En los círculos cristianos a menudo se citan versículos bíblicos fuera de contexto para apoyar una gran variedad de posturas cristianas. Yo esperaba que después de leerse la Biblia entera los estudiantes empezaran a apreciar el panorama general y vieran cómo los pasajes sueltos encajaban en este contexto.

_¿Cómo participan los estudiantes en el proyecto?
El año pasado un grupo de líderes estudiantiles probó el material antes de lanzar la página de Facebook. Rechazaron lo que pensaban que no conectaría con los estudiantes y sugirieron alternativas. Este año un equipo de estudiantes se ha comprometido durante un mes a escribir entradas diarias en un blog sobre los pasajes de la Biblia que se vayan leyendo.

Zane Norvill, uno de los blogueros, escribe: “Escribir algo para los demás es una forma de rendir cuentas y me motiva a pasar más tiempo meditando sobre un pasaje. Cuando leo para mí mismo nada más a veces no lo interiorizo ni lo recuerdo tan bien”.

Empiecen su propio “Word Up”. Únanse a los estudiantes de TSCF en Facebook. O dejen que este proyecto les inspire: ¿Cómo pueden empezar a explorar aquellas partes de la Biblia que no conocen tan bien? ¿Con quién podrían compartir preguntas y pensamientos de su lectura bíblica personal? ¿Han pensado alguna vez leer un libro de la Biblia de un tirón? Si no lo han hecho, ¡pruébenlo!

Sabine Kalthoff

Más información sobre “Word Up”:

Formándonos a través de los Salmos

El Proyecto Salmos comenzó en octubre de 2010 como un viaje de 7 años. Los participantes meditan sobre veintiún salmos cada año y memorizan al menos algunos de ellos. El propósito es que los salmos transformen nuestra adoración, oraciones y comprensión de Jesús.  Como parte de este viaje, las personas involucradas comparten breves meditaciones todos los meses acerca de lo que Dios les está enseñando.  Todos los años, leen un libro acerca de los Salmos.  Durante los primeros años, han leído:

  • Los Salmos, de Dietrich Bonhoeffer;
  • La Conquista del Espacio Interior:  Aprendiendo el Lenguaje de la Oración, por Sunder Krishnan;
  • Una Larga Obediencia en la Misma Dirección, de Eugene Peterson (acerca de los Salmos de Ascensión: 120-134).

Polina, una obrera IFES en Asia Central, participa en este viaje. Cuando le consultaron acerca de su experiencia, compartió:

El Proyecto Salmos es una gran oportunidad personalmente para mí es tener un plan claro para leer la Biblia y ser responsables. Este proyecto me mantiene centrado en la Palabra de Dios y en Dios mismo. El memorizar pasajes me ayuda a desarrollar una disciplina para organizar mi tiempo y mis pensamientos y conocer la Palabra de Dios sin mirar la Biblia. Es más, todos los salmos que he memorizado han conducido al desarrollo de debates con estudiantes y amigos quienes han fortalecido su enfoque en las Escrituras. Los Salmos, más que cualquier otro libro, describe una vida espiritual y las experiencias que ocurren dentro de un creyente. Debido a la gran variedad de salmos (salmos de alabanza, de lamento, etc.) pueden leerse en cualquier momento y ser adecuados. Los Salmos me ayudan a formar mi oración cuando profundizo en ellos. Todas estas razones me motivan a seguir.

A veces lucho contra mi propia pereza, no tanto en la lectura sino en la escritura de mis meditaciones. No obstante, gracias a la claridad del programa y los recordatorios mensuales, he logrado seguir adelante. Al intercambiar meditaciones con otros participantes es una parte valiosa de este proyecto. Las meditaciones que nos mandamos los unos a los otros suelen reflejar nuestra comprensión personal de un salmo, aquello que más nos impactó o una experiencia que hayamos tenido que nos hace conectar con el salmo.”

Tim Berends, un obrero IFES en Asia Central, facilita esta oportunidad de formación en línea. Si les gustaría unirse a este viaje internacional o quieren más información, por favor, escríbanle a sabine.kalthoff (at) ifesworld.org.

Una Experiencia Albanesa

Realmente quiero ayudar a los estudiantes a leer la Biblia, no solo a diario, sino que la lean libro por libro. Debatimos con los estudiantes cómo podríamos hacerlo. Fue difícil encontrar el modo. Muchas cosas no funcionaron:

  • Pensamos que cada uno de nosotros podría leer la Biblia a solas y, una vez al mes, nos reuniríamos para debatir acerca de lo que habíamos leído. Esto no funcionó porque muchos de nosotros no encontramos tiempo para leer.
  • Intentamos reunirnos para leer el pasaje bíblico y discutirlo. Pero esto tampoco funcionó porque estábamos leyendo pasajes aislados y era muy difícil ver una conexión entre ellos.
  • Tuvimos problemas para encontrar tiempo para que el grupo se reuniera.
  • Tuvimos dificultades para decidir cómo podríamos hacer las lecturas con tantos planes de lectura disponibles.

Al final, decidimos leer la Biblia entera en tres meses. Nos ayudamos los unos a los otros reuniéndonos dos veces por semana para leer y discutir los pasajes juntos. Descubrimos que la mejor hora para reunirnos eran las 6:00 de la mañana. Como no teníamos sitio para reunirnos, nos veíamos en un café-bar. Era estupendo porque nos daba la oportunidad de hablar acerca de lo que estábamos haciendo con el camarero, el responsable de la barra y el resto del personal.

Fue una experiencia difícil porque ya hacia el final luchábamos con nuestras lecturas. Si nos perdíamos un día, teníamos que leer el doble al día siguiente. Ahora, los tres meses han terminado: uno de nosotros terminó a tiempo y tres de nosotros terminamos dos semanas más tarde.

Estamos muy contentos con lo que hicimos. Por ello, decidimos leer la Biblia dos veces este año – una vez en seis meses y una vez en tres meses. Hemos empezado a orar por octubre de 2012 porque es nuestro deseo que cada uno de nosotros esté involucrado con tres personas más para leer la Biblia el año que viene.

¿Mereció la pena la experiencia? Fue una de las mejores experiencias de mi vida cristiana: el gozo de leer juntos, estudiar juntos, discutir juntos y empezar el día con Dios era una experiencia que nunca cambiaría por nada. No se ha acabado. Estoy esperando hacer esto con otro grupo y ver cómo los estudiantes lo hacen con sus nuevos grupos.

La pregunta es: ¿Leer la Biblia? ¿Cómo podemos ayudar a los estudiantes a hacerlo? Mi experiencia y respuesta es: LEA CON ELLOS.

Juljan Muhameti, obrera de BSKSH (IFES Albania)
juljan.muhameti (at) gmail.com

¡¿Le han dejado solo?!

En la comunidad cristiana se nos habla de la importancia de pasar tiempo a solas en la Palabra de Dios.

A veces se nos da formación en la lectura personal de la Biblia.

A veces nos dejan solos para vivir este aspecto importante de su vida.

Quizá su contexto sea diferente, pero parece que esto ocurre con frecuencia. A solas, muchos estudiantes luchan. Quieren pasar tiempo en la Palabra de Dios, pero se encuentran con muchos obstáculos. ¿Deben sobreponerse a ellos solos? Por definición, la lectura bíblica es algo que hacemos solos. ¿Significa acaso que debemos luchar solos?

La primavera pasada, un estudiante suizo envió un cuestionario acerca de la lectura de la Biblia a estudiantes en Suiza y Francia. Una de las preguntas era: ¿Qué les animaría a leer la Biblia?

Muchas de las respuestas apuntaban a la misma dirección:

  • “Definir un pasaje bíblico de antemano que todo el mundo deba leer durante la semana y compartir acerca del texto la próxima vez que nos reunamos.”
  • “Decidir usar el mismo plan de lecturas en nuestro grupo estudiantil. Todos leemos los mismos pasajes y entonces compartimos acerca de ellos. Creo que esto sería muy motivador.”
  • “El tener amigos que leen el mismo pasaje bíblico el mismo día. Eso me daría mucha presión positiva.”
  • “Establecer todas las semanas mini-grupos de dos personas que lean el mismo pasaje bíblico y que compartan acerca de lo que han leído.”

Otras respuestas fueron muy parecidas. Estos estudiantes quieren un contexto de comunidad para sus lecturas personales de la Biblia. Sus sugerencias merecen ser probadas. Recientemente, un estudiante escribió diciendo que él y un amigo suyo leen un capítulo de la Biblia al día. Durante el día, se intercambian mensajes de texto acerca de sus lecturas. Él comparte: “Compartir nos ha ayudado mucho a disfrutar de la lectura de la Biblia.”

Estas no son las únicas formas de crear un contexto comunitario para la lectura personal de la Biblia. ¿Qué otras experiencias o ideas le vienen a la mente?

Tiempo a solas en la Palabra de Dios. Tiempo para profundizar en la intimidad de nuestra relación con Jesús. Tiempo para detenernos, recibir y recuperar la perspectiva en nuestras vidas diarias. No nos dejemos solos en esta faceta tan importante de nuestra fe.

Sabine Kalthoff