(Escrito por David Bahena, Secretario Regional IFES América Latina)
Tuve el privilegio de conocer a Jesús cuando tenía 16 años. Hubo un cambio radical en mi vida, apareció un gozo y un propósito de vida. Al mismo tiempo, me sobrevino un hambre por leer las Escrituras, ahí empezó mi peregrinaje con ella.
En COMPA me enseñaron a estudiar la Palabra, compartirla y contextualizarla. Soy parte de una generación que creció con el método inductivo, participando en talleres con Ada Lum. Samuel Escobar en “Así leo la Biblia” lo describe de esta manera: “aprender a observar con precisión el texto, interpretar su mensaje, y aplicarlo a la vida personal”. Luego llegó la etapa de compartir las Escrituras con compañeros de la universidad. No había mayor gozo que ver a mis compañeros descubriendo a Jesús en estos grupos pequeños y siendo transformados por la Palabra. Así mismo, por nuestra realidad en América Latina, fuimos enseñados a relacionarla con nuestro contexto. La Palabra que es pertinente para el ámbito académico, para la realidad social, política y económica de nuestro país.
Tiempos después sirviendo como obrero estudiantil enfrentamos una etapa de sequedad y renovación. Los obreros, al preparar tantos talleres, predicaciones y estudios bíblicos, corremos el riesgo de convertir las Escrituras en un instrumento de trabajo. Leemos y estudiamos pero ya no arde nuestro corazón. Fue así que después de tres años como Secretario General comenté con Douglas Stewart: no tengo ganas de leer las Escrituras, ni de orar, no entiendo que me está pasando. Dios abrió un nuevo camino de espiritualidad y renovación centrada en la Palabra. Este nuevo acercamiento apuntaban a la meditación, la oración y el retiro. Un tiempo para aprender a orar con la Palabra, y el Espíritu, poco a poco, me fue transformado y renovando.
La Palabra también ha definido mi mandato/vocación de vida. En el verano del 2003, en Cedar Campus, mientras Dios restauraba nuestro matrimonio, nos invitaba para cultivar una espiritualidad humilde, enraizados en la Palabra y en el poder del Espíritu (Mateo 12:18-21). Luego años después Dios reconstruyó mi sentido de identidad, me despojó del ropaje de obrero y me invitó a volver a casa para cultivar una espiritualidad que nos hace mejores padres, amigos y ciudadanos (Juan 4:46-54). De la misma manera el año pasado, en Pasadena, Dios proveyó descanso y renovación, fuimos invitados a cultivar una espiritualidad que florece y perdura aún en medio de las adversidades y del desierto (1 Pedro 1:3-5). Así Dios nos llama para acompañar a una generación de líderes emergentes para facilitar el encuentro con el Señor centrado en la Palabra, modelando un liderazgo humilde y transparente, fortaleciendo las relaciones básicas de la vida y la familia, y perseverando aun en contextos de adversidad.
David Bahena
David sirve a IFES como Secretario Regional para América Latina.


Después de cada uno de estos “retiros”, ¡volvía con un nuevo mandato! Un llamamiento más claro de cómo continuar. Para mí, estos tiempos de retiro no eran una opción, si no un oasis donde podía beber hasta saciarme y hacer espacio para la vida. Así, sé que, para mí, el 2017 fue un año de “fuertes golpes y aprendizaje duro”, pero también fue el año en qué sin duda “me llevó sobre las alas de las águilas y cantó su canción sobre mí en la noche”.
Lean uno de estos salmos, escrito por Axel Aurenche Gbelia, un estudiante de Costa de Marfil:
Nuestra visión para el Encuentro de Estudio Bíblico del Manuscrito de en Marcos comenzó en 2014. Queríamos que los estudiantes sintieran pasión por la Palabra y supieran cómo estudiar y conectar con las Escrituras. Queríamos que los estudiantes se encontraran con Jesús por medio de su Palabra y fueran transformados desde dentro. Pero la realidad era que nuestros estudiantes no tenían las herramientas necesarias para estudiar la Biblia individualmente y unos con otros. Así que nuestro deseo era ofrecer un método de estudio que pudiera ayudarles a sentirse cómodos estudiando la Biblia con sus amigos y con sus grupos de estudiantes. Creíamos que con esto nuestros estudiantes también tendrían el valor de empezar a invitar a sus amigos no cristianos para estudiar la Biblia con ellos, ofreciéndoles la oportunidad de conocer a Jesús en su Palabra.



