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Renovado en la Palabra de Dios

Asistí al webinario de Compromiso con las Escrituras de IFES (La Palabra en medio nuestro – Los gemidos de la vida y el Dios en la cruz) cuando todo el mundo tenía miedo de una pandemia y también había desesperanza en nuestras propias vidas. Estaba muy preocupado por mi madre, mi mujer y mis dos hijas, de siete y dos años y medio de edad. Parecía que era el fin del mundo, pues las iglesias estaban cerradas y no había grupos de estudio bíblico ni reuniones cristianas. Al mismo tiempo, había muchas oportunidades para aprender la Palabra de Dios. El webinario de Compromiso con las Escrituras de IFES fue una de ellas.

Mientras Yohan Abeynaike, de Sri Lanka, lideraba estos estudios, me sentí reconfortado al saber que nada excepto Dios es eterno. Esta pandemia acabará y aunque esta pandemia global nos cause tristeza, sabemos que Dios también está sufriendo a causa de ella y nos puede dar consolación. En nuestro sufrimiento, sabemos que Dios ha sufrido en la cruz. Estos estudios bíblicos me recordaron que nuestro Dios es un Dios de perdón y nos está invitando a experimentarlo de su propia mano. Puedo ver el cumplimiento de su promesa en mi vida de que nunca me dejará ni me abandonará, gracias a lo que hizo Jesucristo para pagar mis pecados. Sentí la provisión y protección de Dios en mi vida y mi familia.

En estos seminarios, encontré mi identidad como hijo de Dios y no como un esclavo. Si me siento perdido y atareado por las cosas del mundo, siempre tengo la opción de volver a Él y descubrir que está dispuesto a aceptarme. Me di cuenta de que Dios tiene el poder de renovar cosas en nuestra vida, de la misma forma en la que ha transformado tantas cosas en el mundo. Él renovó las Escrituras en mi vida, su visión ha sido renovada en mí y mis relaciones familiares han adquirido un nuevo encanto después de compartir todos estos descubrimientos sobre la Palabra de Dios con los demás.

El crecimiento mediante el webinario de Compromiso con las Escrituras fue una fuente de motivación para mi obra misionera entre mis círculos cercanos a través de las redes sociales. He compartido con mis amigos no cristianos lo que he aprendido y su perspectiva sobre la pandemia ha cambiado. Fui renovado en mi obediencia, al recordar que Dios me ha asignado una misión y que tengo el deber de proclamar su Palabra a todas las naciones, pueblos y grupos étnicos.

Khurram Younis
Obrero de PFES en Pakistán

Un recurso valioso en la formación y en la misión

“La Palabra en medio nuestro” es un recurso muy valioso que hemos implementado como parte de la capacitación a nuevos líderes estudiantiles en Jalisco. El librito ha ayudado a los estudiantes profundizar sus convicciones sobre las Escrituras, a cultivar una actitud de amor a la Palabra, los ha animado y desafiado a vivir su fe conforme a la Palabra, les ha animado a confiar en el poder e impacto de la Palabra.

Isaac fue uno de los primeros estudiantes con quién iniciamos viendo cada semana los seis aspectos fundamentales del compromiso con las Escrituras que encontramos en el recurso. Como resultado podía ver como Isaac terminaba profundizando en su vida personal y en su relación personal con la Palabra, así de manera natural él podía ver la relevancia y la importancia de hacer la misión en la Universidad, y le traía a su corazón más confianza de hacer la misión, con una motivación correcta.

Por otro lado, la guía de preguntas en la página 27 de “La Palabra en medio nuestro” nos ha ayudado a acercarnos e invitar nuevos estudiantes a los grupos de estudio bíblico dentro del campus. Les pedimos permiso para realizar las preguntas y cuando acceden, iniciamos preguntándoles “¿has tenido algún contacto con la Biblia?”. De ser así, “¿dónde y cuándo?”. Muchas de las veces nos responden que sí, sin embargo cuando vamos avanzando en las preguntas, ellos terminan descubriendo que saben muy poco de la Biblia, y al reconocer esto se muestran abiertos a participar en algún espacio para aprender más sobre la Biblia. Es en ese momento donde los invitamos al estudio bíblico en la universidad, muchos acceden a asistir, otros por lo menos consideran asistir en alguna otra ocasión.

Así conocimos a Mónica, estudiante de Biología. Ella accedió a asistir a al grupo de estudio bíblico después que le hicimos las preguntas de la página 27. Ese día estudiamos Marcos 2:13-17, acerca del llamamiento de Leví. Ella se mostró muy abierta y participativa, se fue contenta y regresó a la siguiente semana. Así comenzó asistir al estudio bíblico cada semana durante todo el semestre y a lo largo de este tiempo hemos crecido en amistad con ella.

Como obreros del ministerio tenemos la responsabilidad de equipar a los estudiantes para desempeñar la misión de la mejor manera, y ayudarlos a profundizar en las Escrituras. Por eso, con el propósito de capacitar a nuestros nuevos líderes estudiantiles nos apoyamos en este valioso recurso de “La Palabra en medio nuestro”.

Rosa Angélica Ramírez Blanco
Obrera en Jalisco
Compañerismo estudiantil

Un mensaje de transformación

Soy O.F.S, un coordinador de grupos bíblicos en Nicaragua. 2018 y 2019 han sido muy cruciales, sorpresivos y cambiantes, para mí, para mi país y para el movimiento estudiantil. ¿Qué pasaba en Nicaragua para entonces? En abril de 2018, estudiantes protestaban en reclamo a la falta de mitigación del incendio forestal a una importante reserva del país, días después se publicó una reforma al seguro social, misma que afectaba a las minorías, esto provocó que cientos salieran a las calles a pedir justicia, los días se tornaron en escenarios de violencia, muerte y represión de parte de las autoridades. En este contexto organismos de Derechos Humanos reportaron muertes, exiliados y cientos de desaparecidos desde los sucesos.

Las universidades estuvieron cerradas durante 8 meses, el país estuvo paralizado, había desesperación y surgieron preguntas: ¿Cómo podemos responder con esperanza en nuestro contexto? Y ¿Cómo seguir la obra estudiantil sin universidades?

Volví a casa, con ansiedad, búsqueda y el reto de seguir asumiendo la misión; decidí reunirme con amigos y jóvenes de la Iglesia para acercarnos a las Escrituras, esto nos dio fuerzas y sentido en medio del dolor y la agonía. Usamos el librito “La Palabra en medio nuestro” y herramientas como “Escribir un Salmo”. Fue liberador, nuestra espiritualidad se vio confrontada. Sentíamos no responder a la comunidad por lo delicado del contexto, teníamos un sentir y era el de impotencia, porque nuestras acciones con el prójimo eran limitadas. Al plasmar los torbellinos de pensamientos y exponerlos a la luz de las Escrituras, nos dio calma, abrir nuestro corazón con Dios y con nosotros mismos, nos ayudó a experimentar una fe que se vuelve acción y evidencia mediante el compromiso con las Escrituras y cómo la oración también se vuelve una invitación a esta acción.

Estuve en exilio. Regresé a mi país, porque quiero ser sal y luz en este parte de la historia que me ha tocado vivir, porque creo que si cambiamos la universidad, cambiaremos Nicaragua, cambiaremos el mundo, porque debemos seguir proclamando el mensaje profético de un Dios de verdadera PAZ, JUSTICIA Y AMOR. Me di cuenta que donde está un estudiante ahí está la obra estudiantil. Esta convicción la seguimos abrazando como movimiento, el llamado a ser árboles de justicia y embajadores de la fe, ese es nuestro compromiso, solo con y a través de Jesús podemos cambiar nuestra realidad, nuestra Nicaragua.

¡Con el corazón nos aferramos a la esperanza única y redentora de Jesús!

Resultados de gran alcance al alcanzar a los estudiantes internacionales

Me llamo Masha y aún soy estudiante. Mi padre no es creyente y trabajaba para los servicios de seguridad del estado hasta que se jubiló. Mi madre sí era cristiana, pero murió cuando yo tenía nueve años. Yo conocía la verdad desde pequeña, pero no me inspiraba. No me importaba demasiado la vida después de la muerte, el creador del mundo ni otras preguntas profundas. A pesar de que sabía que Dios existe, no tenía interés por relacionarme con él. Pero después de un campamento cristiano, con 19 años, comencé a ir a la iglesia y seis meses más tarde acepté a Jesús.

Me involucré en el ministerio de estudiantes internacionales. Vi la gran necesidad de servir a esos estudiantes, que sufren de soledad al estar lejos de sus familias y hogares. Una de esos estudiantes era Katia (nombre cambiado), una chica de uno de los países más cerrados de Asia central. Provenía de un contexto ortodoxo tradicional, pero sabía muy poco sobre Dios o la Biblia. Comenzó a asistir a la iglesia gracias a una amistad que también iba. Dos meses después, dejó de venir.

Decidí dar el primer paso y le pregunté si quería que nos viéramos. Dijo que no varias veces, excusándose en que estaba muy ocupada con los estudios. Pero al final encontramos un día y quedamos. Tuvimos una gran conversación. Compartí mi historia y le propuse leer la Biblia juntas (al comenzar mi vida cristiana, yo también leí la Biblia con alguien). Nunca había invitado a nadie a leer la Biblia conmigo. Me asustaba un poco y no tenía ni idea de cómo dirigir un estudio bíblico. Me alegré mucho cuando aceptó. Empezamos a quedar cada semana. Durante los encuentros, me hacía muchas preguntas sobre el cristianismo y el evangelio. Su estrategia consistía en hablar poco y preguntar mucho. ¡Pero me gustaba! Y me animó mucho ver que volvió a asistir a la iglesia.

Durante el fórum estudiantil internacional que organizamos, Katia escuchó mucho sobre Jesús y su amor. También tuvo tres sueños en que intentaba huir del demonio y Jesús la salvaba. Después del fórum, aceptó a Jesús. Ahora viene a la iglesia y a las reuniones para estudiantes internacionales, y también seguimos con nuestro estudio bíblico personal. Es motivador ver cómo ha crecido en su vida espiritual. En mayo se bautizó. Dijo: “¡Creo que Dios no me trajo a este país por casualidad!”.

Masha, estudiante de Lingüística en Europa oriental

Transformada por el profeta llorón – Cómo Dios utilizó a Jeremías para cambiar mi forma de orar

(Paula, Eurasia)

He de admitir que cuando me pidieron que intentara escribir sobre mi experiencia con el libro de Jeremías, me mostré reacia al principio… significaba que tendría que volver a enfrentarme a lo que fue un tiempo de crecimiento doloroso, ¡aunque fuera una lucha que mereció la pena al final!

El libro de Jeremías me acompañó mientras intentaba hacer frente a algunos recuerdos familiares difíciles y al daño intergeneracional. El llamado y la vida de Jeremías fueron diferentes a los míos, por supuesto, pero la historia de Jeremías y en especial su relación con Dios durante varias décadas me invitaron a aprender más del Dios viviente en estos “textos de desastre”.

Dios llamó a Jeremías cuando era joven y débil para que predicara a la rebelde Israel. Padeció lo que parecía ser un ministerio sin fruto, además de soledad, encarcelamiento y burlas. A pesar de su sufrimiento personal, Jeremías siguió adelante: en su relación con Dios, amando a su propio pueblo (aunque se desesperara con él) y sirviendo al Dios de esperanza incluso cuando no podía ver que la salvación fuera posible.

¿Cómo le hablas a Dios cuando las estructuras normales de la familiaridad y la supervivencia se abren, se arrancan y demuestran ser simplemente paja? ¿Qué palabras puedes utilizar cuando llegas a ese punto de desesperación?

Las descripciones poéticas que hace Jeremías de Dios (por ej. 2:13, 2:32, 18:6, 50:44) y sus quejas incontroladas, honestas y hasta groseras a Dios (sus “confesiones” en los capítulos 11-20) fueron como un abrelatas: me abrieron a mi propio dolor y me permitieron ser totalmente honesta a la hora de poner mi experiencia delante de Dios con palabras que no me había atrevido a usar antes en oración. Quizás por mi reserva británica me había contenido o quizás simplemente no quería enfrentarme a algunas de esas luchas de las que Dios quiere salvarnos.

Necesitaba aprender el lenguaje del lamento, más allá de la alabanza y la petición, para conectar con Dios en medio de la realidad del dolor y la lucha. Necesitaba sentir la tranquilidad de que el Dios con el que me encontré en Jeremías (firme, que no se siente amenazado cuando su pueblo se enfada con Él) es el mismo Dios que trajo esperanza y transformación a su pueblo en Cristo. Comencé a pedirle a Dios que fuera para mí lo que Él dice ser.

La amarga experiencia de Jeremías con su pueblo y su lucha con (no contra) Dios me enseñó a llorar los errores pasados de mi familia. Pude llorar lo que se había perdido y sentir dolor por la injusticia, y no dejar que el orden de las cosas pasadas siguiera igual, por lo menos en mi corazón. El libro de Jeremías nos enseña que como creyentes podemos apelar a un Dios que es capaz de transformar el corazón de la gente; el Dios viviente puede hacer algo nuevo de la nada, traer arrepentimiento en medio de la rebelión, crear una vida recta tras el arrepentimiento.

 Lecturas adicionales:
Walter Brueggemann, La imaginación profética.
Eugene H. Peterson, Correr con los caballos. La búsqueda de una vida mejor.

“Soy un siervo de la luz que no se apaga”

(Escrito por David Bahena, Secretario Regional IFES América Latina)

David BahenaTuve el privilegio de conocer a Jesús cuando tenía 16 años. Hubo un cambio radical en mi vida, apareció un gozo y un propósito de vida. Al mismo tiempo, me sobrevino un hambre por leer las Escrituras, ahí empezó mi peregrinaje con ella.

En COMPA me enseñaron a estudiar la Palabra, compartirla y contextualizarla. Soy parte de una generación que creció con el método inductivo, participando en talleres con Ada Lum. Samuel Escobar en “Así leo la Biblia” lo describe de esta manera: “aprender a observar con precisión el texto, interpretar su mensaje, y aplicarlo a la vida personal”. Luego llegó la etapa de compartir las Escrituras con compañeros de la universidad. No había mayor gozo que ver a mis compañeros descubriendo a Jesús en estos grupos pequeños y siendo transformados por la Palabra. Así mismo, por nuestra realidad en América Latina, fuimos enseñados a relacionarla con nuestro contexto. La Palabra que es pertinente para el ámbito académico, para la realidad social, política y económica de nuestro país.

Tiempos después sirviendo como obrero estudiantil enfrentamos una etapa de sequedad y renovación. Los obreros, al preparar tantos talleres, predicaciones y estudios bíblicos, corremos el riesgo de convertir las Escrituras en un instrumento de trabajo. Leemos y estudiamos pero ya no arde nuestro corazón. Fue así que después de tres años como Secretario General comenté con Douglas Stewart: no tengo ganas de leer las Escrituras, ni de orar, no entiendo que me está pasando. Dios abrió un nuevo camino de espiritualidad y renovación centrada en la Palabra. Este nuevo acercamiento apuntaban a la meditación, la oración y el retiro. Un tiempo para aprender a orar con la Palabra, y el Espíritu, poco a poco, me fue transformado y renovando.

La Palabra también ha definido mi mandato/vocación de vida. En el verano del 2003, en Cedar Campus, mientras Dios restauraba nuestro matrimonio, nos invitaba para cultivar una espiritualidad humilde, enraizados en la Palabra y en el poder del Espíritu (Mateo 12:18-21). Luego años después Dios reconstruyó mi sentido de identidad, me despojó del ropaje de obrero y me invitó a volver a casa para cultivar una espiritualidad que nos hace mejores padres, amigos y ciudadanos (Juan 4:46-54). De la misma manera el año pasado, en Pasadena, Dios proveyó descanso y renovación, fuimos invitados a cultivar una espiritualidad que florece y perdura aún en medio de las adversidades y del desierto (1 Pedro 1:3-5). Así Dios nos llama para acompañar a una generación de líderes emergentes para facilitar el encuentro con el Señor centrado en la Palabra, modelando un liderazgo humilde y transparente, fortaleciendo las relaciones básicas de la vida y la familia, y perseverando aun en contextos de adversidad.

David Bahena
David sirve a IFES como Secretario Regional para América Latina.

Invitado a la misión de Dios

“Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.
(…) Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”

Juan 17:18; 20:21

Estos dos versículos me cambiaron la vida. Ocurrió cuando me uní al grupo estudiantil de ABUB Brasil, en mi primer día en la universidad de Sao Paulo. Acababa de empezar mis estudios en ingeniería agronómica.

Ya era creyente. En realidad, tuve el enorme privilegio de criarme en una familia cuya fe me llevó a amar al Señor a través de las Escrituras. Durante toda mi infancia y mi adolescencia, recuerdo bien la tradición familiar de leer la Biblia y orar juntos antes de irnos a dormir. Mi padre ha sido pastor durante más de cincuenta años. En cuanto fui capaz de leer me pedía que leyera la Biblia en las visitas pastorales habituales que hacía a las familias.

Pero al ir a la universidad en otra ciudad, alejado de mi familia y con tan solo 17 años de edad, me vi expuesto a unos retos enormes. En esta situación el grupo estudiantil de ABUB Brasil se convirtió en el lugar donde creció mi fe y dónde podía conectar con la misión; especialmente con la misión de Dios en mi contexto. Y junto a mis hermanos y hermanas, crecí en el amor por nuestro Señor.

Las verdades esenciales empezaron a crecer y arraigarse en mi vida, despacio pero sin detenerse. En primer lugar, Dios es el origen de nuestra misión. Es Su misión y tenemos el gran privilegio de participar en ella. Esto me tocó de una forma muy profunda y pude comprender que Jesús había sido enviado a este mundo y que Él nos envía a nosotros, estableciendo su propia misión como nuestro modelo a seguir. En segundo lugar, para comprender lo que Dios quiere de nosotros, necesitamos profundizar y tener un encuentro redentor con Jesús, a través de las Escrituras. En tercer lugar, obedecer a Dios implica ser enviados por Él a fin de conectar, a todos los niveles, con el mundo que nos rodea, con nuestro propio contexto, con la gente y con los retos que afrontamos a diario en nuestra realidad.

Dios es el centro y el origen de la misión. Jesús es tanto nuestro Salvador como nuestro ejemplo en la misión, mostrándonos una misión que conecta en profundidad con las personas y el contexto que nos rodea. Estas pequeñas, pero profundas enseñanzas, han sido importantes en mi vida, así como la obediencia en la misión a lo largo de estos años.

Ricardo Borges, Ricardo.Borges(at)ifesworld.org
Secretario Asociado para el Compromiso con las Escrituras.

Compromiso con las Escrituras: un vivero para formadores

A lo largo de los últimos tres años he participado en una Formación para el Compromiso con las Escrituras. La idea fue invertir en jóvenes que en el futuro invertirán en los demás en el largo plazo. El propósito no era establecer un programa específico para el Compromiso con las Escrituras, sino formar a hombres y mujeres que fueran capaces de traducir lo que han aprendido a sus propios contextos.

Diez de nosotros, procedentes de distintos países francofónos de África, participamos en esta formación. La formación se dividió en tres sesiones celebradas entre los años 2015 y 2017, en Togo, Guinea-Conakry y Mali, respectivamente. Dichas sesiones fueron clave para ayudarnos a aprehender el concepto del Compromiso con las Escrituras y mejorar la forma en la que nos acercamos a la Biblia. Entre sesiones teníamos tareas, tales como estudiar el Evangelio de Juan, leer un libro de relevancia teológica, escribir preguntas para los estudios bíblicos, entrevistar a nuestros amigos para conocer cómo perciben la Biblia.

Para mí, uno de los temas más importantes de los que tratamos fue sobre las creencias que tenemos acerca de la Palabra de Dios. Por dos razones fundamentales: en primer lugar, este tema nos permite repasar lo que decimos acerca de la Palabra de Dios, para asegurarnos que nuestras creencias no son solo frases abstractas, sino que tienen un significado real. En segundo lugar, nos permite establecer una buena base para conectar con Dios a través de su Palabra. Creo que es absolutamente esencial que todas las personas tengan las creencias correctas en lo concerniente a la Palabra de Dios. Esto conlleva que no tendríamos que perseguir constantemente a la gente, preguntándoles si están meditando a diario, porque ya lo estarían haciendo.

Estas sesiones de formación han impactado mi ministerio y mi vida. En términos del ministerio, he mejorado la forma en la que planteo preguntas acerca de pasajes bíblicos para crear contextos. He creado un grupo de apoyo para mi ministerio y mi grupo de jóvenes (para necesidades económicas, materiales y espirituales), en los que invierto. Siguiendo con el grupo de jóvenes, quiero encuestar a los estudiantes para descubrir cómo podemos llevarles la forma de pensar de Dios a la luz de la Biblia.

En mi vida personal, he cambiado la forma en la que interactúo con Dios a través de su Palabra. Ahora siempre intento crear un puente entre mi conocimiento bíblico y mi vida cotidiana. Me he retado a compartir siempre los descubrimientos que hago en la Palabra de Dios con los demás, todas y cada una de las veces que tenga la oportunidad.

Salimou Traoré,
es profesor de escuela secundaria y es el líder del departamento de estudios bíblicos en el movimiento GBEE de Mali. trasa_86(at)yahoo.fr

Mi vida es un proyecto de Dios

(escrito por Daniel Bourdanné, Secretario General IFES)

«Tú creaste mis entrañas;
me formaste en el vientre de mi madre.
¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas,
y esto lo sé muy bien!
Mis huesos no te fueron desconocidos
cuando en lo más recóndito era yo formado,
cuando en lo más profundo de la tierra
era yo entretejido.
Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:

todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos

Salmo 139:13-16

En 1982, era un estudiante en la Universidad de Lomé en el Togo. El curso era muy difícil (solo un 7% u 8% de los estudiantes conseguían aprobar los exámenes de fin de curso). Para mí, además se trataba de un tiempo de crisis personal: ¿Qué debía hacer con mi vida? ¿Cuál era el propósito de mi vida? Tenía grandes sueños. Uno de ellos era convertirme en profesor universitario y recibir una cátedra antes de cumplir los 32. Pero mis «grandes sueños» fueron interrumpidos por una guerra civil en mi país, por lo que tuve que pasar dos años sin estudiar. Incluso cuando volví a estudiar de nuevo, aún me acechaba la pregunta: «¿Por qué permitió Dios que mis estudios fueran interrumpidos? De hecho, a pesar de mi fe en Dios, mis planes de futuro siempre se habían centrado en mí mismo.

Un día, recibí un mensaje de una hermana y amiga. Ambos pertenecíamos al CU y solíamos compartir y orar juntos de vez en cuando. Ese día, me escribió una carta para animarme que contenía estas palabras del salmo 139.

BildDanielkleinEvidentemente, yo ya había leído este pasaje antes pero, ese día, las palabras cobraron un nuevo sentido para mí. Mientras leía estos versículos, primero sentí como si me hubiera quedado congelado, sin poder moverme, como si acabara de descubrir algo muy importante. Al fin, un río de sentido, comprensión y significado empezó a manar del pasaje. Fue una revelación abrumadora para mí y que cambiaría el curso y el sentido de mi vida. ¡Al fin! Dios me había iluminado; había abierto los ojos de mi corazón frente al verdadero sentido de mi vida.

Yo no soy ni el producto del azar ni la expresión de la vanidad de la vida. ¡Soy mucho más! Soy individualmente amado por Dios, por el Dios infinito. Al ser creado a su imagen, reflejo su belleza a pesar de la fealdad que las marcas de los mordiscos del pecado han dejado en mí. Mi vida es un proyecto de Dios, un proyecto grande y bueno a los ojos de Dios, aunque yo no me hubiera dado cuenta de ello hasta entonces. Antes, estaba haciendo mis propios planes; soñaba en convertirme en alguien importante sin tener en cuenta a Dios.

Este pasaje era, además, una invitación clara y específica de Dios para que me pusiera completamente a su servicio. Si Dios me conoce de manera tan absoluta, si mi vida es su proyecto, ¿no es Él el mejor guía para mi presente y mi futuro, que Él va desplegando? Sentí que este era un pasaje de llamado y consagración a Dios y aún es una fuente de ánimo para mí a día de hoy. Cuando me encuentro ante los dilemas de la vida, este pasaje me recuerda que tengo que dirigir mi mirada a mi creador para ser guiado en el camino correcto. Él es quien va desplegando nuestras vidas.  Este pasaje procedente de los Salmos me envuelve una y otra vez. Sea Dios alabado por su palabra viviente y dadora de vida.

Daniel Bourdanné, daniel.bourdanne(at)ifesworld.org

Un Camino con el Padre Nuestro

(escrito por Savithri Sumanthiran, Secretaria Regional para el Sur de Asia)

“பரலோகத்தில் இருக்கிற எங்கள் பிதாவே” fue la primera oración cristiana que aprendí en mi vida. No sé si mi memoria me falla, pero según lo recuerdo, ¡aprendí el Padre Nuestro primero en tamil en un libro Lady Bird! Desde entonces, el Padre Nuestro siempre ha sido uno de mis pasajes preferidos.

Moldeando una relación de intimidad con Dios…

En mis primeros años, esta oración estableció una rutina de oración para mí. Sin hacer preguntas, sin demandar respuestas. Cómo niña, sencillamente la recitaba. Según fui creciendo, esta oración se convirtió en el pilar de mi vida de oración: el lugar donde tenía conversaciones y discusiones con Dios; la plataforma desde la cual podría orar en momentos en los que Dios parece distante y la oración se torna imposible.

Moldeando el carácter en la presencia de Dios…

En mi adolescencia, luché por primera vez con una de las frases de esta oración. Había experimentado dolor a nivel personal, que culminó al verme confrontada por un mundo que se había vuelto inseguro de repente. Luché para comprender lo que significa orar “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores”. ¿A qué se referían estas “deudas”? ¿Quiénes son el “nosotros” de esta oración? ¿Debía perdonar solo a los demás cristianos o tenía que perdonar también a los “otros” que eran violentos conmigo y con mi comunidad? Emprendí el camino de aprender lo que significa perdonar, tomando yo los primeros pasos. Según empecé a comprender la libertad de hablar con una misma, pude decirme a mí misma: “Estaba equivocada, necesito decir ‘lo siento, por favor perdóname’”. Y adentrarme en el temible proceso de encontrarme con la persona a la que ofendí o que me ofendió. Este camino continúa.

Moldeando la visión del mundo en la presencia de Dios…

Unos años más tarde, orar esta oración me llevó a la idea de que Jesús nos está diciendo de algún modo que quiere que venga Su Reino, que se haga Su voluntad, no solo en un lugar en el futuro, sino aquí, en la tierra. Hasta este momento, había internalizado esta frase en el sentido de que Jesús desea la santidad en mi vida personal. ¡Y así empezó otro camino para comprender a Jesús y su misión! Ahora mismo estoy intentando comprender por qué esta oración está en plural Padre “nuestro”; “Danos” hoy nuestro pan cotidiano; “Perdónanos” “nuestras” deudas…; no “nos” dejes caer en tentación; “líbranos” del maligno…

Mateo 6: 9 – 13

Ustedes deben orar así:

“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,
venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.”Savithri

Para mí este pasaje es:

  • Mi refugio, un lugar en el que ser abierta y estar en intimidad con el Señor;
  • El sitio donde estoy incómoda, un lugar en el que traigo mis preguntas y retos del mundo real.
  • El espacio en el que aprendo teología, un lugar que me invita a entrar en el mundo de Jesús; me invita a tener conversaciones con otros creyentes; y leer lo que otros han escrito.

Savithri Sumanthiran, Savithri.Sumanthiran(at)ifesworld.org