(Escrito por Martin Haizmann, Secretario General Asociado de IFES)
“… pero los que confían en él renovarán sus fuerzas. volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán”. (Isaías 40:31)
Una palabra de Dios para su pueblo en la historia
Los israelitas llevan unos cincuenta años en el exilio en Babilonia. Han sido conquistados y deportados y lo han perdido todo: la tierra, el templo… Y ahora Dios anuncia por medio de su profeta: Yo me pondré en acción y les sacaré del cautiverio. Pero el mensaje es recibido con escepticismo: ¿Nuestro Dios es capaz de rescatarnos? ¿No han demostrado los dioses babilonios ser más poderosos? Y si es capaz de hacerlo, ¿está interesado en ayudarnos? ¿Por qué no intervino cuando nos conquistaron los babilonios? Después de todo lo que hemos pasado, ¿realmente se preocupa por nosotros (ver el vers. 27)?
Isaías 40 es una declaración del poder de Dios: ¡Sí, ÉL puede! Y también, Sí, a ÉL le importa muchísimo su pueblo. Dios invita a todos a perseverar y a seguir confiando. Así como se preocupa por su pan diario, promete darles la fuerza diaria que necesitan para enfrentarse a la vida, para que no pierdan la esperanza ni se desanimen.
Una palabra de parte de Dios para mi caminar personal
A lo largo de mi vida Dios me ha hablado una y otra vez por medio de esta palabra en Isaías 40:31, a menudo de forma inesperada. Me dieron este versículo en mi confirmación a los 14 años. Desde entonces ha sido como un hilo rojo que Dios ha ido entretejiendo en mi vida, mostrándome que mi vida no sólo depende de mis propios planes y decisiones, de mis logros o fracasos. Hay un Dios que es más grande que yo. Él escribe el guión de mi vida.
Pongo dos ejemplos:
_Entregué mi tesis de fin de carrera cuando estudiaba Ingeniería, después de haber estado trabajando en ella durante un año. Estaba a punto de casarme e iba a empezar a trabajar con SMD Alemania unas semanas después. Pero mi supervisor me escribió y me dijo: “Has cometido un error… tendrás que reescribir una gran parte de la tesis”. Estaba deshecho. Esa tarde fui a la reunión de nuestro grupo estudiantil y terminó con un pensamiento basado en Isaías 40:31. Lo sentí como una palabra personal de Dios para mí, como su invitación a seguir confiando. Su palabra me aseguró: no te fallaré. Unos días después pude demostrar que yo no había cometido ningún error, sino que había sido mi supervisor. Así que pudimos celebrar la boda sin problemas y pude empezar a servir con SMD.
_Después de cinco años como obrero me pidieron ser el coordinador nacional de los ministerios estudiantiles de SMD. ¡Era un gran reto! Yo era el obrero más joven del equipo y en caso de aceptar el puesto tendría que trasladar a mi familia a una parte de Alemania que no conocíamos, dejar a la familia atrás a menudo para viajar y arriesgarme a no poder desarrollar nunca mi carrera como ingeniero. Me venían tantas dudas y preguntas y era difícil averiguar si era el plan y el llamado de Dios para nosotros. Con “temor y temblor” aceptamos. Justo después de realizar la entrevista con el comité de SMD me ofrecieron un contrato de cinco años y después escuché una exposición bíblica sobre Isaías 40:31. De nuevo Dios me estaba asegurando que más allá de mis propios pensamientos, ÉL me estaba guiando en SUS caminos.
Martin Haizmann, Martin.haizmann(at)ifesworld.org