Di mis primeros pasos en la Biblia en la escuela dominical cuando aún era estudiante de la escuela primaria, al tiempo que hacíamos devocionales en familia en casa. En ese tiempo recibí mi primera Biblia y empecé a leer por mí mismo las palabras que había oído enseñar a otros.
Fue muy especial poder tener la oportunidad de crecer en mi comprensión de cómo estudiar la Biblia. Al participar en los ministerios estudiantiles de la escuela secundaria y la universidad, me familiaricé con un método conocido como “Estudio Bíblico Inductivo”. Tras esta etapa, como obrero con EvaSUE (Movimiento de IFES en Etiopía), aprendí una aproximación a las Escrituras que se traduciría como el “Método de Estudio Manuscrito”.
La gente me suele pedir que mencione mis pasajes preferidos de las Escrituras, no obstante, no hay pasajes en concreto de los que disfrute como tales. Es más bien que varios pasajes se vuelven relevantes para mí en distintos momentos de mi vida. Habiendo dicho esto, debido a la frecuencia con la que he estudiado la primera mitad del Evangelio de Marcos, he llegado a apreciar y amar cómo Marcos describe las enseñanzas de Jesús acerca de la obediencia. Esto es especialmente real en la parábola del sembrador (¿o deberíamos llamarla la parábola de los tipos de tierra?), que habla sobre el gran mensaje de este Evangelio relativo al discipulado. Las enseñanzas de Jesús en este tema me inspiran a ver los aspectos cotidianos, prácticos y, aparentemente, tediosos, del discipulado.
Cuando reflexiono acerca de las necesidades y los retos para esta generación de estudiantes que busca conectar con las Escrituras, destacaría dos observaciones sobre todas las demás. En primer lugar, creo que esta generación requiere una base firme y discipulado en su conocimiento básico de la Biblia, tanto en su meta-narrativa como en las porciones más pequeñas. Este punto también enlaza con cómo nuestras iglesias están discipulando. En segundo lugar, la generación responsable de formar a los estudiantes para estudiar las Escrituras debe liderar con su ejemplo, en tanto en cuanto concierna a la aplicación de la Palabra a nuestros respectivos contextos.
Por último, me gustaría compartir algunas de mis metas para seguir creciendo en las Escrituras. Primero, quiero pasar mi tiempo personal en quietud de manera consistente, tiempo en el que puedo estudiar la Biblia. Segundo, debería ser un ejemplo de obediencia de lo que leo, predico y enseño para con los estudiantes.
Messay Imru
Coordinador del Compromiso con las Escrituras de EvaSUE y miembro del equipo global de IFES de Compromiso con las Escrituras