Cuando era estudiante, crecí en mi fe gracias a que desarrollé la costumbre de estudiar la Biblia cada día.
En el Reino Unido, no tenía ningún problema para encontrar recursos que fueran adecuados para mi situación o que me ayudaran a entender lo que el texto estaba diciendo, así como a considerar lo que significaba para un hombre joven como yo.
Traducciones viejas y materiales extranjeros
He trabajado con los movimientos de IFES en Asia Central durante veinte años. Aunque animo constantemente a los estudiantes a que crezcan en su fe a través del estudio individual de la Biblia, lo cierto es que casi no existe nada en ruso que pueda ayudarles a conseguirlo. Además, la versión bíblica más común, la Traducción Synodal Rusa (RST), fue traducida en 1867 a partir de la lengua eslava eclesiástica, ¡una lengua poética y aún más antigua! Y, aunque Biblica ha producido una nueva traducción en ruso, muchas iglesias siguen usando la RST.
El uso de materiales extranjeros puede ser problemático, ya que algunas preguntas de estudio bíblico se centran en palabras específicas que no aparecen en la traducción rusa. Además, a veces, estos materiales reflejan formas de pensar o asuntos culturales que son totalmente ajenos a los estudiantes de Asia Central.
Es por ello que empezamos a escribir nuestras propias preguntas para que los estudiantes pudiesen conectar con la Biblia usando la versión RST (además de trabajar también con traducciones más modernas). Estas preguntas reflejaban el nivel de comprensión de los estudiantes y tenían en cuenta los asuntos a los que se enfrentaban (además de intentar corregir algunos de los errores teológicos más comunes).
El confinamiento de la COVID nos dio el empujón final:
Preparamos las preguntas para el estudio bíblico y las publicamos cada día en el canal de Telegram de nuestra iglesia. Aunque fueron escritas para los estudiantes, han sido apreciadas y usadas por personas de entre 14 y más de 65 años de edad, así como por adolescentes más jóvenes, parejas y grupos pequeños.
La experiencia mostró que, además de ofrecer preguntas para la observación, la interpretación y la aplicación del texto, también teníamos que ofrecer una breve explicación, o reflexión, que resumiera los puntos clave.
Después de la COVID, decidimos publicar folletos con material a fin de animar a los estudiantes (y a otras personas) a tener un tiempo devocional sin móvil, pues cada folleto contenía un estudio diario sobre un libro de la Biblia. A día de hoy, hemos distribuido unas 250 copias y nos sentimos alentados cada vez que escuchamos el testimonio de alguien que ha sido impactado a través de la Palabra de Dios. Por lo general, han sido cristianos mayores (¡incluyendo algunos que trabajan en el ministerio cristiano!) los que han podido comprender partes de las Escrituras de una manera más profunda. A menudo, escuchamos palabras como: “He leído este texto tantas veces, pero nunca antes había visto esto”. Esperamos ver a más estudiantes usando estos folletos en sus tiempos devocionales y nos alegramos con cada una de las historias de alguien que ha sido impactado mediante el estudio de la Palabra de Dios.
Paul
Antiguo Secretario General en un Movimiento nacional de Eurasia




Tuve el privilegio de conocer a Jesús cuando tenía 16 años. Hubo un cambio radical en mi vida, apareció un gozo y un propósito de vida. Al mismo tiempo, me sobrevino un hambre por leer las Escrituras, ahí empezó mi peregrinaje con ella.
Después de cada uno de estos “retiros”, ¡volvía con un nuevo mandato! Un llamamiento más claro de cómo continuar. Para mí, estos tiempos de retiro no eran una opción, si no un oasis donde podía beber hasta saciarme y hacer espacio para la vida. Así, sé que, para mí, el 2017 fue un año de “fuertes golpes y aprendizaje duro”, pero también fue el año en qué sin duda “me llevó sobre las alas de las águilas y cantó su canción sobre mí en la noche”.


La tristeza, la confusión y la apatía me rodeaban mientras transitaba por este desierto espiritual. No podía “arreglarme” a mí misma y otra gente no podía ayudarme, sus palabras entraban en mis oídos pero no alcanzaban mi corazón.